El sol es indispensable para la vida y también para nuestro organismo.
Es la principal fuente de vitamina D,que es a su vez, imprescindible para que el organismo pueda entre otras funciones, absorver el calcio, tan necesario para mantener los huesos fuertes y sanos.
Desde el inicio de los tiempos el sol ha atraido la atención de los seres humanos, hasta el punto de adorarlo como a un Dios en diversas civilizaciones, y siempre ha determinado distintos comportamientos. Por ejemplo, durante el siglo pasado, el ideal de belleza estaba determinado entre otros factores, por la blancura de la piel: tonos bronceados estaban relacionado con trabajos al aire libre y en consecuencia, con un menor estatus social. A partir de mediados del siglo pasado, en los años sesenta, se produce una revolución y las pieles bronceadas adquieren popularidad, siendo símbolo de glamour y de salud. Pero al convertirse en una tendencia muy extendida y comprobar el incremento de casos de cáncer de piel y envejecimiento cutáneo, los expertos relacionaron la exposición solar excesiva con un mayor riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades.
Hoy en dia sabemos que la exposición solar conlleva grandes beneficios para nuestro organismo,
pero también grandes riesgos si no lo hacemos de la manera adecuada.
Como beneficios además del ya mencionado anteriormente de la mineralización de los huesos gracias a la absorción del calcio, podemos hablar de beneficios en la piel (la radiación
solar ayuda a prevenir y a mejorar el acné y otras enfermedades relacionadas con la piel, como puede ser la psoriasis), el sol también puede
aumentar las defensas inmunológicas en nuestro organismo( glóbulos blancos). También se ha comprobado que durante los meses de verano se reducen los niveles de colesterol, no sólo por la función de la luz solar para metabolizarlo, sino porque en estos meses de más luz realizamos más ejercicio y esto ayuda a disminuir el nivel de colesterol en sangre entre muchos otros beneficios.
El corazón
se contrae por acción del calcio; cuando la cantidad de calcio (proporcional a la existencia de vitD) es insuficiente, las hormonas
paratiroideas lo obtienen de los huesos, con un incremento en el riesgo de padecer osteoporosis.
También el sol influye en la vida sexual, puesto que los rayos de
sol incrementan ligeramente los niveles de testosterona, influyendo en la líbido.
Los rayos
ultravioleta regulan la producción de melatonina, hormona que ayuda a definir
los ciclos de sueño. La luz solar reduce sus niveles, evitando así la somnolencia.
Está comprobado que el sol influye de manera proporcional en el estado de
ánimo, al promover la síntesis de la serotonina, sustancia relacionada con el
bienestar y que también ayuda a regular el sueño e incluso la conducta sexual.
También la radiación solar es determinante en la prevención de ciertos tumores, ya que el sol
promueve una protección natural frente a ciertos cánceres; al parecer, su
acción es directa sobre algunas células, y, por efecto de la vitamina D,
quienes toman el sol regularmente tienen una menor incidencia de cáncer de
mama y de colon.
Pero tomar el sol también conlleva riesgos si no se hace de manera responsable y con un factor de protección alto, sobre todo a determinadas horas de mayor exposución solar.
Por esta razón, cada vez es más necesaria la suplementación con vitamina D para mantener los niveles óptimos de la misma y beneficiarnos de todas las ventajas que hemos comentado. La molécula de elección es el COLECALCIFEROL, comercializado en España en viales monodosis muy cómodos de tomar (aunque siempre bajo prescripción facultativa). La dosis como prevención de déficit de vitamina D es un vial al mes, siendo también posible realizar tratamientos de choque si los niveles de vitamina D en nuestro organismo están
por debajo de los niveles óptimos.
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